NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN
La devoción a la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación de San Agustín es universal, simp&qacute;tica y apropiada a las necesidades del corazón humano, cuyo sólo nombre dilata el espíritu y alienta en las borrascas y luchas de la vida. Madre del Consuelo! Es el nombre de una nobilísima virtud, más valorada antes que ahora; no porque no se necesite, que se necesita más que nunca, sino porque nos hemos endurecido más y nos hemos resignado a vivir cada uno su soledad dentro de la multitud. Consolatio es el origen latino, formado por el prefijo con de compañía y de intensidad, más el verbo solor, solatus sum, solari, que significa ya de por sí consolar, reconfortar, alegrar. El origen de esta devoción se halla íntimamente ligado a la vida de San Agustín, sintetizada en esta tradición. Nuestra Señora de la Consolación es una advocación de la Virgen que no podía faltar entre las virtudes y los méritos que se atribuyen a la Madre de Dios. En las letanías es invocada por la Iglesia como Consolatrix afflictorum (Consuelo de los afligidos), porque entre los papeles que los cristianos le han asignado a la Virgen como Madre universal, está el de consolar a los que gimen y lloran en este valle de lágrimas. Santa Mónica, la Madre de San Agustín, Sumida en la mayor desolación y dolor por los extravíos de su hijo Agustín y la muerte de su esposo Patricio, llora su soledad y medita en la desolación de María después de la muerte de su Divino hijo.
SAN AGUSTIN
La devoción a la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolación de San Agustín es universal, simp&qacute;tica y apropiada a las necesidades del corazón humano, cuyo sólo nombre dilata el espíritu y alienta en las borrascas y luchas de la vida. Madre del Consuelo! Es el nombre de una nobilísima virtud, más valorada antes que ahora; no porque no se necesite, que se necesita más que nunca, sino porque nos hemos endurecido más y nos hemos resignado a vivir cada uno su soledad dentro de la multitud. Consolatio es el origen latino, formado por el prefijo con de compañía y de intensidad, más el verbo solor, solatus sum, solari, que significa ya de por sí consolar, reconfortar, alegrar. El origen de esta devoción se halla íntimamente ligado a la vida de San Agustín, sintetizada en esta tradición. Nuestra Señora de la Consolación es una advocación de la Virgen que no podía faltar entre las virtudes y los méritos que se atribuyen a la Madre de Dios. En las letanías es invocada por la Iglesia como Consolatrix afflictorum (Consuelo de los afligidos), porque entre los papeles que los cristianos le han asignado a la Virgen como Madre universal, está el de consolar a los que gimen y lloran en este valle de lágrimas. Santa Mónica, la Madre de San Agustín, Sumida en la mayor desolación y dolor por los extravíos de su hijo Agustín y la muerte de su esposo Patricio, llora su soledad y medita en la desolación de María después de la muerte de su Divino hijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario